Reportaje fotográfico que recoge apenas medio segundo ( ¡ la magia de la fotografía ! ) en la vida de Lisboa , una ciudad cosmopolita con herencia evidente de su antigua condición de metrópoli donde mozambiqueños, angoleños, caboverdianos y europeos conviven en aparente normalidad y con un envidiable nivel de integración social.
Sigo perteneciendo a esa minoría de fotógrafos que concibe la FOTOGRAFÍA como una disciplina que transciende lo artístico, lo meramente estético o decorativo.
Me parece fascinante su capacidad para hurtarle al TIEMPO instantes irrepetibles ( jamás las personas, los gestos, las posiciones, las luces y las sombras atrapadas en un negativo volverán a coexistir ) que luego se convertirán en testigos de nuestra historia, en retazos de nuestra memoria, en metáforas de nuestras vidas.
En 2004 me interesé por el sabor del rico pasado colonial de Lisboa donde caboverdianos, angoleños, mozambiqueños y europeos conviven con aparente normalidad y con un envidiable nivel de integración social.En el verano de ese mismo año realicé el reportaje, pero de vuelta, ya en el cuarto oscuro, supe de inmediato que volvería a LISBOA
Normalmente, los proyectos fotográficos los concibo con antelación a toda la infraestructura que los desarrolla; en esta ocasión fueron las circunstancias las que interfirieron para dar un nuevo sentido al proyecto.
“El fluir de las cosas” quiso que imaginara ese segundo viaje durante tres largos años demorándolo hasta agosto del 2007, y “el fluir de las cosas” quiso que al poco tiempo de mi llegada a LISBOA me encontrara, literalmente, tirado en el suelo del vestíbulo principal de la estación de ferrocarriles SANTA APOLONIA con el tobillo destrozado y el pie derecho escayolado.
Alimentado por una singular mezcla de dolor físico y de frustración, sentí en mis propias carnes que, por milmillonésima vez, había sido ejecutada una ley universal tan implacable como ignorada por nuestra cultura: todo tiende a la destrucción y al desorden.La vida representa un nivel de organización tan insultante para el caos universal, que nacer es empezar a deteriorarse para finalmente morir, por lo que nuestra existencia no es más que un mero tránsito ¿hacia…?
Tirado en el vestíbulo, me aferré a mi cámara, me acoplé instintivamente a ella, pero mi punto de vista había cambiado y no sólo espacialmente : su visor ya no me mostraba ni integración, ni marginalidad, ni metrópolis ni añorados sabores coloniales, sólo personas que, ajenas a las leyes superiores que las controlan , pasan sus vidas jugando, soñando, imaginando, planificando, buscando, observando, esperando, deambulando, corriendo, migrando……transitando……. ignorantes de que el futuro sólo existe en su imaginación y que de una manera o de otra, imperceptible o trágica, antes o después esa ley omnipotente, la Desigualdad de Clausius, acabará imponiéndose inmisericorde.
Me resulta curioso observar cómo todo el proyecto ha quedado impregnado por este espíritu, reinterpretando incluso, instantes captados en el primer viaje, algo así como si se hubiera producido un cambio de perspectiva con efectos retroactivos. Supongo que es otro de los aspectos mágicos de la fotografía que me mantienen fiel a ella.
Fotográficamente este proyecto recoge, apenas, medio segundo de la vida de la ciudad cosmopolita que es Lisboa; tengo la esperanza de que sus fotografías no sean sólo una treintena de ventanas abiertas a sus gentes y a sus calles.
ORIGINALES : NEGATIVO ISO 400
POSITIVADO : IMPRESIÓN DIGITAL EN RC .
SERIE : LIMITADA (10 EJ)
TAMAÑO MEDIO APROX : 300 X 400 mm